Cuento XXXIV: Los dos ciegos
“De lo que aconteció a un ciego con otro”
Don Juan Manuel
Otra vez hablaba el conde Lucanor con Patronio, su consejero, de esta guisa:
-Patronio, un mi pariente y amigo, de quien yo fío mucho y estoy seguro de que me ama verdaderamente, me aconseja que vaya a un lugar del que me recelo yo mucho. Y díceme él que no haya recelo ninguno; que antes tomaría él la muerte que yo tome ningún daño. Y ahora, ruégoos que me aconsejéis en esto.
-Señor conde Lucanor -dijo Patronio-, para este consejo mucho querría que supieseis lo que aconteció a un ciego con otro.
Y el conde le preguntó cómo había sido aquello.
-Señor conde -dijo Patronio-, un hombre moraba en una villa y perdió la vista de los ojos y fue ciego. Y estando así ciego y pobre, vino a él otro ciego que moraba en aquella villa, y díjole que fuesen ambos a otra villa cerca de aquella y que pedirían por Dios y que habrían de qué mantenerse y sustentarse.
Y aquel ciego le dijo que sabía que en aquel camino de aquella villa que había pozos y barrancos y muy fuertes pasadas: y que se recelaba mucho de aquella ida.
Y el otro ciego le dijo que no hubiese recelo porque él se iría con él y lo pondría a salvo. Y tanto le aseguró y tantas pros le mostró en la ida, que el ciego creyó al otro ciego y fuéronse.
Y desde que llegaron a los lugares fuertes y peligrosos cayó el ciego que guiaba al otro, y no dejó por eso de caer el ciego que recelaba el camino.
Y vos, señor conde, si recelo habéis con razón y el hecho es peligroso, no os metáis en peligro por lo que vuestro pariente y amigo os dice, que antes morirá que vos toméis daño; porque muy poco os aprovecharía a vos que él muriese y vos tomaseis daño y murieseis.
Y el conde tuvo éste por buen consejo e hízolo así y hallóse en ello bien.
Y entendiendo don Juan que este ejemplo era bueno, hízolo escribir en este libro e hizo estos versos que dicen así:
Nunca te metas do hayas malandanza
aunque tu amigo te haga seguranza.
El texto es muy aleccionador, propio de una literatura moralizante que pretendía instruir. No deja de ser interesante reflexionar sobre
quien no puede dar consejos porque no tiene autoridad. Cierto es que muchos son los que la creen tener en distintos órdenes de la vida y no es así por lo que es conveniente dejarse llevar por tu propia razón de la que la intuición es una parte a la hora de tomar decisiones. Asi, el texto viene a reforzar la propia confianza en uno mismo y en tus propias decisiones cuando se toman razonablemente.
Enhorabuen, Gines, como siempre, por su selección