La boda [de Manuel Alonso Pino]

La Boda

-Manuel Alonso Pino-

 

El curso estaba acabando. Este año estábamos ubicados en tres sitios distintos de Almería, pero coincidiríamos en Níjar posteriormente. Poco a poco nuestros cursos fueron acabando y nosotros dirigiéndonos a Níjar. conforme acababa el curso, regresábamos a Níjar con alegría para pasar el verano.

Inicialmente hubo uno mas atrevido: cogió su DKW y, aunque no tenía carnet de conducir, quiso darse su vuelta. Sin embargo, en la primera curva, chocó por la derecha con la pared, que resultó ser de un estanco; y la parra que, por estar en un pueblo tradicional, salía del suelo y llegaba al terrao donde se expandía, fue partida.

El conductor le dijo a la dueña:

-No te preocupes, Matilde, que esto son cuatro ladrillos tabiqueros.

Pero Matilde le contestó al audaz conductor:

-No. El destrozo del balcón no se arregla con cuatro ladrillos tabiqueros.

Fuimos recibiendo a los nuevos, pero coincidíamos en que todos éramos adolescentes. Y la adolescencia lleva a las hormonas a sumar más presión. Éramos los controladores de Níjar desde nuestro centro de referencia en el parque.

Desde allí controlábamos tanto subidas como bajadas del personal. Pero en el jardín cercano, algunos esperábamos nuestras visitas.

Además, era camino de paso para los que bajaban de Huebro hacia Las Eras. Un novio, en su visita diaria, se paraba con nosotros a completar la charla. Total, que fuimos cogiendo amistad y nos invitó a su boda en Huebro. En principio no íbamos a ir porque nos coincidía con un partido de fútbol en Campohermoso, pero después de pensarlo mucho decidimos ir a la boda. Para el partido nos desplazaríamos en bicicleta puesto que todo era cuesta abajo y no sufriríamos demasiado.

Llegó el día de la boda y ascendimos a Huebro a pie. Delante de nosotros iba un motorista que no debía de conocer muy bien el camino puesto que, aunque nosotros íbamos a pie, cada vez estábamos mas cerca de él y, entre nosotros tres, íbamos haciendo comentarios de que al final lo pillaríamos. A la postre, el motorista dejó la moto en el camino porque no podía subir más y conseguimos llegar a la vez que él. Dirigiéndonos después a la iglesia donde se celebraría la ceremonia, una iglesia pequeñita pero coqueta.

Una vez acabada la ceremonia, nos dirigieron al domicilio de la novia, pasando bajo las arboledas de la plaza de Huebro. En el convite cogimos amistad con el motorista y nos ofreció su moto para volver mas rápido a Níjar y poder asistir al partido en Campohermoso.

Los tres iniciamos el camino de vuelta. Al llegar junto a la moto, nos subimos en ella. El conductor debía de ser el más atrevido. En este caso fue Paco Camacho.

No nos habíamos desplazado diez metros cuando nos caímos. Había muchas piedras sueltas en el camino. Tuvimos que seguir andando para poder llegar a tiempo a Campohermoso. Cuando conseguimos regresar a Níjar, cogimos nuestras bicis y fuimos haciendo el camino alegremente y casi adelantamos a los coches precedentes.

Con este ambiente festivo disputamos el partido de fútbol. El resultado fue 1-1. Por suerte, el viaje de vuelta fue plácido y tranquilo, aunque estábamos cansados.