LA SOPERA DE PLATA (de Inma Ferre)

LA SOPERA DE PLATA

San Miguel de Cabo de Gata, marzo de 1918. Un tremendo temporal hace encallar al Perseveranza, un barco de origen genovés. Toda la tripulación es socorrida por los pescadores del pueblo, hospedándose en la única fonda que existe en San Miguel; menos el capitán, que es invitado a alojarse en casa de mis padres.

Yo había nacido apenas una semana antes, con lo cual toda la familia preparaba mi bautizo. El capitán debía de sentirse tan integrado que le sugirió a mi padre que si él era el padrino, pondría a mi nombre una de sus naves, puesto que no tenía hijos. Pero mi madrina iba a ser mi abuela paterna y mi padre jamás le daría ese disgusto a su madre. En fin, ¡me quedé sin barco! Yo pienso que mi padre no se creyó mucho al genovés.
Sin embargo, antes de marcharse le entregó a mis padres en testimonio de gratitud una sopera de plata, con el escudo genovés, sopera que siempre estuvo en el comedor de mis padres. Cuando yo me casé la sopera vino conmigo y ahora tiene un lugar destacado en casa de mi hija.
Mis nietos ya conocen la historia de la sopera y espero que ellos también sigan transmitiéndosela a sus hijos como vínculo familiar.
Estoy convencida de que nunca pensaría el capitán genovés que sería, durante tantos años, recordado y su regalo tan querido y apreciado en nuestra familia.